¿Por qué arrancarme de mis horas
pálidas y azules?
¿Por qué arrojarme en el torbellino
y la confusión centelleante?
No quiero ver vuestra locura.
Quiero, como un niño enfermo en su alcoba,
solitario, con secreta sonrisa,
construir dulcemente días y dulcemente sueños.
RILKE